sábado, 27 de febrero de 2010

Grandes aventureras


Una estrella de más
Por la Señorita Malteada




Mi nombre era Rita Astundro Di Manch. Quizá cualquiera diría que era extraña. Que era una vieja, y no cualquier vieja, ¡una vieja de porra! que no tuvo hijos, no se casó con el señorito ideal, porque no fui una joven cualquiera, era una doña de porra. Pero no saben lo que había detrás... en esa época -1940 aproximadamente- la sociedad no era como hoy...

En ese tiempo aún regía la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué les sucedía? Decía que el que estaba detrás de todo eso era Hitler. ¡Maldita arpía! Pero yo no, no fui parte de ese juego. ¿Por qué ellos sí y nosotros no? ¿Qué tienen que nosotros no? Oh, ya sé: nosotros una estrella de más, ¿cierto?

Me resistí a ser parte de ese complot. Mi padre consiguió a alguien para que nos ocultara, pero ¡al demonio los escondites! Aunque mi padre no me lo permitiera, me aranqué la estrella de David y salí a la calle. Al parecer, nadie lo había notado, hasta que un soldado me observó de un modo extraño, pero todo siguió igual. Por fin pude cumplir mi sueño de pararme enfrente de los militares. Así que lo hice. Me acerqué, seduje a un militar y les dije lo siguiente "¡Hemos aguantado demasiado, con un demonio! ¡¿Qué rayos hemos hecho para merecer esto?!" Así fui diciéndoles todo hasta quedarme desnuda y me puse las manos en el cuello. De este modo llegué hasta aquí. Me dieron un balazo, sin embargo, cumplí mi sueño: ¡Lo logré!


El triángulo de las Bermudas
Por Aileen



Me llamo Karla. Nací en Inglaterra en 1800 y me obligaban a hacer limpieza en otras casas. Me gustaría ir al triángulo de las Bermudas porque me gustaría descubrir sus misterios. Y créanme, algún día lo haré.

Dos años después...

-Señor Rogelio (el comandante de la investigación de los misterios del Triángulo de las Bermudas), por favor ayúdeme...
-¿Qué estás viendo? Karla...
-AAAAHHH, ¡Auxilio!

Vean la continuación la proóxima semana.

sábado, 6 de febrero de 2010

A que adoptábamos a un animal salvaje.



¿Qué pasaría si en nuestras casas pudiéramos convivir con una bestia indomable?

Animal adoptado

(Aileen)


Adoptaría a un jaguar que sea cariñoso conmigo, y que jugáramos y durmiéramos juntos. Y comiéramos juntos. Saldríamos a pasear, así ya no hay problema de que nos persiguen los perros. Su nombre sería Leo. La persona que más quiero y que desea quitármelo es mi tía, pero yo no lo permitiría. Y si me lo quitara a la fuerza, le diría que no, porque si lo hace mi jaguar podría atacarla. No morirían ninguno de los dos. Escondería a mi jaguar y no moriría.

Adoptayente

(Señorita Malteada)



Si yo tuviese un animal raro y salvaje, sería un pingüino enojón con una uniceja, pues así podría bailar con él vals y además, siempre que quisiese helado visitaría su casa: la heladera. Pero no sólo eso, cuando mi mamá quisiera cocinar hígado encebollado, se lo comería. Si mis hermanas -las personas que más quiero- me lo quitaran para ponerle pañal, chupete y cargarlo con una mantita, se los intentaría quitar en la noche. Pero ¡oh, no! Estaría atrapado en la cunita de baby sonrisitas (con alarma integrada). Así que lo que haría para que estén eternamente mis hermanas y Pingulingu conmigo sería prestárselos en horarios de oficinas y bancos (de 9 a 6 pm) para que en la noche pudiéramos comer helado juntos. Fin.